martes, 8 de marzo de 2016

Oscar Wilde / El príncipe feliz y otros cuentos / Libros del Zorro Rojo



Oscar Wilde

El Príncipe Feliz y otros cuentos

Walter Crane y Jacomb Hood (Ilustraciones)

«Querida Golondrinita -dijo el Príncipe-, me cuentas cosas maravillosas, pero más maravilloso aún es lo que soportan los hombres y las mujeres. No hay misterio más grande que la miseria. Vuela por mi ciudad, Golondrinita, y cuéntame lo que veas. Entonces la Golondrinita voló por la gran ciudad y vio a los ricos que se festejaban en sus magníficos palacios, mientras los mendigos estaban sentados a sus puertas».


El Príncipe Feliz y otros cuentos de Oscar Wilde, ilustrado por Walter Crane y Jacomb Hood, se publicó en 1888, en la editorial David Nutt de Londres. La obra, recibida con excelentes críticas, continuó reeditándose, año tras año, hasta nuestros días. Hoy quedan pocos ejemplares de aquella primera edición de finales del siglo XIX, que contó con una serie limitada de setenta y cinco libros signados por el autor y el editor y que permitió la realización de esta nueva edición de Libros del Zorro Rojo, con la bella traducción de Julio Gómez de la Serna.



«Es deber de todo padre escribir cuentos de hadas para sus hijos», dijo Wilde tras crear estos relatos para los suyos, y también «para los adultos que aún mantienen las facultades, como los niños, para el asombro y la alegría, y que encuentran en la sencillez una sutil extrañeza».


Oscar WIlde
Dublín, 1854 – París, 1900


Poeta, novelista y dramaturgo, recordado sobre todo por su única novela, El retrato de Dorian Gray (1891), las notables comedias El abanico de Lady Windermere (1892) y La importancia de llamarse Ernesto (1895), la agudeza de sus dichos y las escandalosas circunstancias que lo llevaron a prisión. Su padre era un importante cirujano y autor de libros sobre arqueología y folclore, y, su madre, una poeta y defensora de la causa nacionalista irlandesa. Estudió en el Magdalen College de Oxford, donde se familiarizó con las teorías de Walter Pater y John Ruskin sobre la centralidad del arte en la vida. En la década de 1880 abrazó el Esteticismo. «La belleza es la única cosa que el tiempo no puede dañar. Las filosofías se derrumban como arena; las creencias pasan una tras otra; pero lo que es bello es un goce para todas las estaciones, una posesión para toda la eternidad.» En 1891 escribió en francés la pieza teatral Salomé, drama bíblico en un acto que conoció el repudio y la censura. En 1895 inició juicio por difamación al marqués de Queensberry —padre de su amigo íntimo Lord Alfred Douglas—, que lo había acusado de sodomía. El marqués, absuelto, acusó a su vez a Wilde, que fue condenado a dos años de trabajos forzosos. En prisión escribióDe Profundis, extensa carta en la que reflexiona sobre el dolor. Al salir de la cárcel, arruinado espiritual y materialmente, se mudó a París, donde vivió bajo el nombre de Sebastian Melmoth y escribió La balada de la cárcel de Reading (1898), en la que denunció las condiciones inhumanas en las prisiones. Murió en la indigencia a los cuarenta y seis años por una meningitis.


http://librosdelzorrorojo2.blogspot.com.br/2011/05/oscar-wilde.html




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