viernes, 5 de junio de 2015

Gregorio Belinchón / Nueva York de balazos y muertos

Nueva York de balazos y muertos

Un libro recorre las zonas de la Gran Manzana donde se rodaron los mejor filmes de mafiosos

GREGORIO BELINCHÓN Madrid 15 MAR 2012 - 19:33 CET

La mansión Corleone, en el 110 Longfellow road de Staten Island. / MARÍA ADELL / PAUL LLAVADOR
I believe in America”, y el mundo nunca volvió a ser igual. El 15 de marzo de 1972 los privilegiados que asistieron a su estreno en Nueva York —nueve días antes de su estreno comercial— oyeron por primera vez a Bonasera en su discurso inicial ante el Don. Cuarenta años después, sus palabras atruenan en el alma de los cinéfilos: “I believe in AmericaAmerica has made my fortune…”. Y entre esos fans están María Adell y Pau Llavador, autores del libro El Nueva York del Padrino y otras películas de la Mafia (Lunwerg), un recorrido visual y actual por las localizaciones en las que se rodó esta película, otras como The French ConnectionUno de los nuestrosCotton Club o Érase una vez en América, y que se acaba con un recorrido por el Nueva Jersey de los títulos de crédito de Los Soprano. “Para nosotros”, cuenta Adell, “Los Soprano tiene una relación directa con el mundo de El Padrino: David Chase, creador de la serie de televisión, absorbe esa tradición, se apropia de ella y la actualiza”.
Durante tres meses y medio, los autores se patearon Nueva York buscando los lugares, cotejándolos y fotografiándolos. “Nuestro anterior libro El Nueva York de Woody Allen nos llevó seis meses. Ahora aceleramos. A cambio conoces gente muy curiosa, que charlan, te abren sus casas y te dan más pistas”. Adell reconoce que casi llora cuando entraron en Holsten’s Brookdale Confectionary, el bar donde se rodó la última secuencia de Los Soprano; y que se emocionó en Staten Island, en la mansión Corleone. “Nueva York ha cambiado mucho. Ya nos dimos cuenta con las localizaciones de ‘Hannah y sus hermanas’, que fueron muy complicadas. Por ejemplo, estuvimos bastante tiempo encontrar dónde matan a Luca Brassi, porque el exterior y el interior son sitios distintos. Otra que nos volvió locos fue el bar donde se reúnen los policías de King of New York, porque en la vidriera de su fachada no se lee su nombre, Teddy’s, sino el de la cerveza que servían en sus inicios, Peter Doelger’s. También chequeamos con mucho cuidado toda Elizabeth Street hasta localizar el número 255, donde Vincent Mancini asesina a Joey Zasa en ‘El Padrino III”.


El Mietz Building, en el 128 Mott Street. En 'El Padrino' se convierte en la Genco Olive Oil. / MARÍA ADELL / PAUL LLAVADOR
La ciudad ha cambiado: lógico. El Padrino se rodó en la primavera de 1971, aunque la película transcurre de 1945 a 1955. “Otras ciudades tardan más en transformarse, pero Nueva York muta muy rápidamente. Eso complica la labor. Queremos seguir por este camino, mezclando ciudades y cine, realizando unas guías muy útiles para el cinéfilo muy fan que quiera conocer zonas urbanas como Roma, Londres o Berlín a través del séptimo arte”. En cambio Nueva Jersey, con “su decadencia y su zona industrial”, sigue tal cual grabaron Los Soprano… también, obviamente, más reciente. “Cuando llegamos al bar Holsten’s no había duda: allí está la mesa donde se sienta la familia Soprano porque es la única en que hay un jukebox que dejaron de atrezzo de la serie. En los alrededores puedes palpar el ambiente de los proletarios de la Mafia”.
La conexión Los Soprano-El Padrino no es únicamente espiritual: el Bada Bing!, el local de Tony Soprano, se llama así por la expresión que usa Sonny Corleone. Al final, como Adell confiesa: “Nueva York nunca se acaba”. El Padrino tampoco.



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