viernes, 6 de diciembre de 2013

Lucía Rivadeneyra / Oleajes

Fotografía de Zena Holloway
Lucía Rivadeneyra
OLEAJES

Los paranoicos son como los poetas. Nacen así.
Además, interpretan siempre su realidad en el
sentido de su obsesión, a la cual se adapta todo.
Luis Buñuel

I

Cómo olvidar el mar
si todos los días
entre olas de popelina
me empapa
la salobre blancura
de tu orgasmo

II

Si tu lengua
me arranca óleos marinos
por qué no pintas
mis jadeos

III

El lenguaje de tu cuerpo
en mis adentros
me hace imaginar naúfragos
con la piel desollada

IV

Por las noches
tus besos arenosos
marcan en mi cuerpo
una Vía Láctea
Al amanecer
el mar se la ha tragado
y sólo conservo
en testimonio
el olor de la resaca

V

Antes de dormirte
imagíname sentada en una roca
con las piernas abiertas
frente al crepúsculo
rodeada de algas y cangrejos
Después si puedes
duerme

VI

El único amuleto tibio
vigía de esta cama
es un reloj de arena
que mide nuestro tiempo cotidiano
pero cuando mide el tiempo de mis ganas
pierde la cintura

VII

Hay tormenta en el mar
total oscuridad
barcos perdidos
envuelta en brisa
me acuesto a la deriva
a esperar
tu cuerpo
lleno de brújulas marinas

VIII

Si fuera una sirena
y te tuviera frente a mí
le pediría a un pulpo
que me estrangulara

IX

¡Anda!
buzo perenne
sumergido en mi cuerpo
en busca de oxígeno
y de perlas
¡Anda!
eclípsame con la luna

X

Sorprendida
como mariposa en mar abierto
miro tu sexo
Luego siento entre mis piernas
un caballito de mar
que se desplaza incansable
hacia mi encuentro



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