viernes, 27 de julio de 2012

Cacería de elefantes en Botsuana / El escándalo del Rey Juan Carlos



LA CACERÍA DE ELEFANTES EN BOTSUANA

EL ESCÁNDALO DEL REY

WWF deja al Rey sin la presidencia de honor

La ONG ha tomado esta decisión en asamblea extraordinaria tras la cacería de elefantes



Los socios de WWF han decidido este sábado, reunidos en asamblea extraordinaria, eliminar el cargo de presidente  honorífico de la organización conservacionista, que ostentaba el Rey desde su fundación, en 1968, y que ha suscitado muchas críticas tras el episodio de la cacería de elefantes protagonizada por el monarca en Botsuana (Africa) el pasado mes de abril.
Según ha confirmado la ONG en un comunicado, la asamblea ha canalizado las numerosas muestras de malestar de sus socios y de la sociedad en general, tanto dentro como fuera de España. "Aunque ese tipo de caza es legal y está regulada", señala la nota, "ha sido considerada incompatible por muchos de sus socios", con la Presidencia de Honor de una organización internacional como WWF de defensa de la naturaleza y el medio ambiente y una de la que más esfuerzos y recursos dedica a la conservación de especies en peligro de extinción".
El 94% de los socios de WWF España votaron a favor de la supresión de la figura de Presidente de Honor, ya que la decisión se adoptó por 226 votos a favor y 13 en contra en una asamblea extraordinaria celebrada hoy en Madrid con el único aspecto en su orden del día de la suspensión o mantenimiento de la presidencia honorífica de la ONG.
Para aprobar la eliminación del cargo, los estatutos exigían además el respaldo de dos tercios de los socios presentes en la asamblea, que fueron varias decenas, a las que se sumaron las manifestaciones emitidas por correo por parte de los que no siguieron físicamente la asamblea.
Concretamente, y desde un punto de vista legal, lo que ha hecho WWF con esta decisión ha sido eliminar el artículo 6 de sus estatutos sociales, que es el que otorga la presidencia de la ONG al rey Juan Carlos.
"Es Presidente Fundador y de Honor de la Asociación Su Majestad El Rey D. Juan Carlos I de España", reza exactamente el artículo 6 de los estatutos sociales de WWF eliminado ahora.



El Rey pide perdón para intentar poner freno a la crisis institucional

Gobierno y PSOE apoyan las disculpas y confían en que se enfríen las críticas

Los asesores le narraron el rechazo social y le aconsejaron una respuesta clara

La historia cuenta que los reyes no piden perdón. Como mucho, rectifican sin reconocerlo expresamente. Pero la historia, no solo la española, sino la de las monarquías occidentales, dio ayer un salto inesperado en Madrid. Con mirada compungida, un tono de voz bajísimo, y una clara intención de recuperar el favor perdido de la opinión pública, el Rey de España rompió en 11 palabras una de las tradiciones más arraigadas en cualquier monarquía: "Lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir". Ni citó la cacería en Botsuana, no explicó más, pero parece obvio que hablaba de eso.
Lo dijo ante una cámara de RTVE situada en la puerta de la habitación del hospital USP San José, poco antes de abandonarlo tras ser dado de alta cuatro días después de su operación de la cadera. Su mensaje causó inmediatamente una conmoción política. El problema, hasta ayer silenciado oficialmente, estalló.
Detrás de esa breve frase está el intento por minimizar el daño de una crisis institucional sin precedentes causada por la decisión de don Juan Carlos —en una de las peores semanas de la crisis económica— de irse a cazar elefantes en un elitista safari en Botsuana con un coste de unos 40.000 euros. Una caída le provocó una ruptura de cadera. Solo eso forzó que un viaje privado y secreto fuera conocido por todos los españoles 36 horas después de la caída, cuando el Rey ya estaba en el hospital en España.
Ese escándalo se sumaba inmediatamente a todos los problemas de la Casa del Rey en los últimos meses, en especial el caso Undangarín, al que se añadía el accidente con una escopeta de su nieto mayor, Felipe Marichalar. La secuencia convertía el asunto en un cóctel de mala imagen de complejísima gestión.
El Rey fue informado desde el primer momento de las reacciones que provocaba en la sociedad su viaje a un lujoso safari pagado por Mohamed Eyad Kayali, un empresario saudí que suele representar a la casa real de este país, según adelantó ayer El Mundo y confirmó este periódico.
Los principales responsables de la Casa del Rey mantuvieron a don Juan Carlos al corriente de todas las críticas que estaba recibiendo. Leyó la prensa, escuchó la radio, vio la televisión. Le dieron un consejo claro: tenía que hacer algo para intentar recuperar su imagen, que durante los 36 años de reinado jamás había sufrido un deterioro tan rápido y tan profundo.
La estrategia la trazaron Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey desde septiembre de 2011, y Javier Ayuso, responsable de comunicación desde hace solo un mes y medio. Desde el lunes estaba muy claro que iba a decir algo, aunque no se sabía ni cómo ni qué. Finalmente, no fue una explicación, como se planteó inicialmente, sino una disculpa muy directa y muy breve: 4 segundos.
La política ha vivido las últimas horas con una enorme y creciente preocupación. Mientras la polémica crecía en la ciudadanía, los dos grandes partidos mantenían una especie de pacto de silencio que poco a poco se iba rompiendo, especialmente del lado del PSOE.
El Gobierno y el PP han mantenido un silencio estricto, remitiéndose a los comunicados de La Zarzuela. El PSOE dijo sin decir. “No comentamos la agenda privada del Rey, ni cuando nos gusta ni cuando no nos gusta”. Las críticas directas solo llegaban desde algunos barones socialistas, desde la izquierda, algunos nacionalistas y sobre todo ERC.
Pero lo cierto es que tanto en el Gobierno como el PSOE había —y hay— mucha preocupación. Un problema de imagen del jefe del Estado, en plena crisis económica, con la política en horas bajas de valoración, con tensiones nacionalistas crecientes, es el peor de los escenarios. Así que muchos confiaban en que el Rey hiciera algo, aunque solo algunos —Patxi López, por ejemplo — se atrevían a reclamar que pidiera perdón.
Desde el martes, se esperaba que el Rey reaccionara con esa petición de excusas. El Ejecutivo no quiere reconocer oficialmente que estaba informado previamente, y se limita a decir que la disculpa es una decisión del Rey que el Gobierno “respeta”. Sin embargo, la noticia era más que esperada en los círculos del poder.
El PP se apresuró a enviar un comunicado en el que señalaba que apoya a “una monarquía que está en sintonía con lo que el pueblo español espera y necesita de ella”. El PSOE fue más explícito: “El Rey ha hecho bien en disculparse”, señalaron fuentes de este partido. Mientras, desde IU. Gaspar Llamazares agradeció las disculpas, pero sentenció que mejor sería una rectificación y una nueva política de transparencia de la Casa del Rey.
Más respaldo político llego desde México, donde Mariano Rajoy, sin referirse a la polémica —no ha dicho nada estos días— reivindicó la trayectoria del Rey. “Es el mejor embajador de España, es de justicia reconocer su méritos y su dedicación de tantos años al progreso de España y de los lazos que nos unen con la comunidad iberoamericana”. Rajoy fue criticado por no haber impedido, como presidente y por tanto responsable de los actos del Rey, el viaje a Botsuana.
Todas las fuentes consultadas del Gobierno y el PSOE confían en que esta reacción inédita del Rey enfríe la polémica. Pero nadie da ni mucho menos por resuelta la crisis. Ahora queda mucho trabajo por hacer. Para empezar, dar mayor transparencia a los actos de la familia, como corresponde a una monarquía y un país del siglo XXI. Pero sobre todo para enfrentarse al escándalo del caso Urdangarin, en el que ahora aparecen correos electrónicos que hablan de gestiones del propio Rey a favor de su yerno.
Don Juan Carlos marcará un perfil bajo en las próximas semanas, mientras el Príncipe Felipe ocupará el primer plano, aunque nadie se plantea en este momento la abdicación. En su breve alocución, el Rey dejó claro que está deseando volver al trabajo. El viernes mantendrá su despacho semanal con Rajoy para dar sensación de normalidad. Los protagonistas de esta crisis saben que en este momento hay cualquier cosa menos normalidad. Pero todos confían en que estas disculpas sirvan al menos para intentar recuperarla en el futuro.


El ACCIDENTE DE DON JUAN CARLOS

El Rey es operado tras romperse la cadera en un viaje de caza en Botsuana

Don Juan Carlos se hallaba participando en un safari de elefantes cuando sufrió una caída

El Príncipe representará a su padre durante los 45 días que el jefe del Estado estará de baja

  • La caza, regulada previo pago de entre 7.000 y 20.000 euros
  • La fractura de cadera es más común en mujeres mayores
  • Juan Carlos, un gran aficionado a la vela y a la caza
 Madrid 15 ABR 2012 - 00:02 CET

El rey Juan Carlos, de 74 años, fue operado ayer por cuarta vez en 24 meses. En esta ocasión la intervención se ha debido a la fractura de la cadera derecha, consecuencia de una caída que sufrió cuando se encontraba en Botsuana cazando elefantes. El accidente no se produjo mientras realizaba esta actividad. Se cayó al tropezar con un escalón cuando se levantó por la noche en el campamento en el que pernoctaba.
El accidente ocurrió sobre las cinco de la madrugada del viernes. La Casa del Rey informó de lo sucedido ayer a las 9.29, cuando don Juan Carlos había sido ya operado con éxito y descansaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital USP San José. El doctor Ángel Villamor, que también ha sido su cirujano en las lesiones de la rodilla y el pie, aseguró que don Juan Carlos se recupera muy bien y que el resultado de la cirugía ha sido un éxito. Según los plazos adelantados por los médicos, el monarca permanecerá entre cuatro y cinco días en el hospital y durante 40 días más estará de recuperación en su residencia. Mientras dure la baja médica, el Príncipe de Asturias representará a su padre.


GRÁFICO. Las lesiones y accidentes del Rey
La Casa del Rey no informa de las actividades privadas de la familia real. Por eso se desconocía que don Juan Carlos se hallaba en Botsuana desde el pasado lunes, según informó ayer un portavoz oficial. Esta misma fuente explicó que el Rey estaba junto a un grupo de cazadores con los que había viajado en un avión privado. El accidente se produjo el cuarto día de su estancia. Don Juan Carlos se levantó en su dormitorio, se dirigió al baño y en el camino tropezó con un escalón. Como consecuencia de la caída, se fracturó en tres fragmentos la cadera derecha derecha, en la que ya sufría una “importante artrosis”, como señaló el doctor Villamor. Esta dolencia le impedía desde hace tiempo moverse con normalidad.
En el momento del accidente fue atendido por un médico de Casa del Rey, ya que don Juan Carlos siempre viaja acompañado de intensivista. Inmediatamente se organizó su regreso a España. En Botsuana no se le realizó ninguna prueba médica. Fue el propio Rey quien llamó a Villamor para explicarle lo sucedido. El viaje de regreso lo realizó en otro avión privado. “Lo hizo sentado”, señaló el jefe médico del palacio de La Zarzuela, el doctor Avelino Barros.


El príncipe Felipe, a su salida de la clínica donde está el Rey. / GORKA LEJARCEGI
Tras ocho horas de vuelo, don Juan Carlos aterrizó en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz (Madrid) y desde allí fue trasladado al Hospital USP San José, donde fue intervenido inmediatamente. La operación duró dos horas y media. Tras ocho horas en la UCI, pasó a una habitación. “Está muy animado”, señalaron los médicos. “Incluso ya hemos comenzado las sesiones de rehabilitación y pronto se pondrá en pie con ayuda de muletas”, añadieron.
La Reina ha seguido la evolución de su esposo desde Grecia, adonde partió el viernes, en vuelo regular, para pasar con sus hermanos la Pascua ortodoxa. Está previsto que regrese mañana. En Madrid se encontraban en el momento de la intervención los príncipes de Asturias y doña Elena. La infanta presidió un acto por la mañana y por la tarde visitó a don Juan Carlos acompañada de su hija Victoria. A última hora acudió a la clínica don Felipe: “Está muy bien, muy animado, con hambre y deseando enseguida levantarse y volver a la actividad”, explicó.

Su afición a la caza tiene un origen familiar. A los Borbones siempre les ha gustado. Además del Rey, también practican esta actividad la infanta Elena y el príncipe, aunque tras su matrimonio con doña Letizia frecuenta menos los cotos. También Felipe Marichalar ha heredado la afición. Cuando el lunes el niño sufrió un accidente al disparársele la escopeta en un pie estaba, según la Reina, “de caza”, otras versiones indican que hacia prácticas de tiro.
La vela y la caza son las dos grandes aficiones de don Juan Carlos tras abandonar el esquí después sufrir una aparatosa caída. Durante años ha acudido a los cotos de Alberto Alcocer, Samuel Flores, Isidoro Álvarez y Florentino Azuaya. En los últimos tiempos es habitual que vaya a La Encomienda de Mudela, en Ciudad Real, donde hay perdiz roja.
Ni PP ni PSOE hablaron del accidente. Sí lo hizo el coordinador federal de IU, Cayo Lara, que dijo: “El Rey está demostrando una falta de ética y respeto a mucha gente en este país que está sufriendo mucho”. Y la portavoz de ERC Anna Simó, que criticó que no haya entrado en lista de espera: “Ello demuestra el grado de desintegración moral de la monarquía”.



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jueves, 26 de julio de 2012

María Fernanda Mugica / Quién le cree a Charlie Sheen







LOS ANGELES.- ¿Qué habrá adentro de la gran taza blanca que Charlie Sheen sostiene en su mano? Si se tratara de otra persona, el contenido de esa taza sería solamente un detalle más en la entrada del actor a un salón del hotel Four Seasons de Beverly Hills. Pero tratándose de Charlie Sheen, uno tiene ciertas expectativas. ¿Whisky? ¿Vodka? No. Es café con leche. Conozcan al nuevo Charlie Sheen: toma café, se muestra muy amable, dice querer dedicarse a criar a sus hijos y no se cansa de expresar lo agradecido que está por la vida que le tocó... ¿Será realmente así?
Hollywood ama las historias de ascenso y caída de sus ídolos. La de Sheen es casi una montaña rusa. Y de las fuertes. Carlos Irwin Estévez, más conocido como Charlie Sheen, estuvo a punto de ser jugador profesional de béisbol, pero abandonó esa carrera en pos de seguir los pasos de su padre, Martin Sheen, y dedicarse a la actuación. Con sus interpretaciones en Pelotón y Wall Street, ambos films dirigidos por Oliver Stone, Charlie ascendió a la fama cinematográfica. Uno de sus primeros escándalos en hacerse público fue cuando le disparó accidentalmente en el brazo a Kelly Preston, por entonces su novia.

miércoles, 25 de julio de 2012

Hemingway / Un chofer de ambulancia que llegaba a tiempo



El joven Hemingway
Italia, 1918

 HEMINGWAY
Un chofer de ambulancia que llegaba a tiempo
Por JULIO VILLANUEVA CHANG
El País, 16/07/2011

Hemingway tenía una gran visión del panorama y del detalle que son parte de su estilo narrativo. Empezó a escribir crónicas periodísticas muy joven y, para estar cerca de la guerra, nunca dejó de hacerlo. Fue un cronista a quemarropa, observador extraordinario de la fisonomía y el carácter de sus personajes, de su personalidad y de la historia.
Durante la Primera Guerra Mundial, cuando no lo aceptaron en el Ejército de Estados Unidos por un problema de la vista en su ojo izquierdo, Hemingway fue voluntario en la Cruz Roja y lo enviaron a Italia donde fue el chofer de una ambulancia. Su trabajo era llegar a tiempo y conducir a los heridos al hospital. Un día él mismo resultó herido por un mortero que incrustó de esquirlas una de sus piernas y no pudo conducir más su propia ambulancia. Aquella vez fue su primera guerra, Italia lo condecoró con una medalla y hasta se enamoró de una enfermera en el hospital de Milán, quien luego rechazaría su propuesta de matrimonio y se casaría con un soldado italiano. Más herido por el amor no correspondido que por el mortero, el chofer de ambulancias se inspiraría en parte de este fracaso para escribir su novela Adiós a las armas. Hemingway no veía bien, pero gozaba de una gran visión del panorama y del detalle que son parte de su estilo narrativo. Se supone que un chofer de ambulancias debe tener un sentido coordinado de la urgencia y la velocidad para salvar una vida, y no sólo la pericia de un profesional de las curvas. Hemingway lo empezó a ejercer en sus crónicas periodísticas, que había empezado a escribir un año antes en el Kansas City Star, cuando aún no había cumplido la mayoría de edad. Y no dejó de escribirlas desde Europa hasta África, desde América hasta Asia, hasta sus últimos años en que la idea del suicidio lo venció.
The Heming-way of life, ese vitalismo traducido en su personalidad publicitaria y teatral en su pasión temprana por actividades musculares -como la caza, la pesca, el boxeo o su afición posterior por las corridas de toros- obligan a asomarse a él desde la exageración y por ende también desde el mito, la caricatura, el malentendido. Consecuente con esa formación que le debió a su padre, quien le inculcó todas las actividades físicas no como un modo de entretenimiento infantil y adolescente, sino como una ética de mejora personal ejercida desde la disciplina del cuerpo, en Hemingway no predominaba el cronista de escritorio sino uno a quemarropa, el que busca ser testigo del día D. En su juventud se acercó al periodismo más como una ocupación alimenticia y, conseguida ya su celebridad como novelista, volvió a él como un modo de estar cerca de la guerra. Hemingway siempre quiso ser escritor de ficción y, sin desdeñar del todo sus reportajes, sólo tuvo otra valoración sobre ellos: "Los reportajes que he escrito no tienen nada que ver con la literatura -le escribe a Louis Henry Cohn-. Un escritor tiene derecho a elegir lo que quiere publicar. Si ha ganado el pan haciendo de reportero y aprendido el oficio escribiendo cosas contrarias a su gusto y antes temporales que permanentes no debe luego desenterrar todo esto con el propósito de escribirlo mejor".
Su estilo periodístico apuesta por la sencillez y nunca renuncia a la amenidad. Hemingway repetirá una y otra vez su agradecimiento con las normas de estilo del Kansas City Star, donde publicó una docena de textos en los que predominan las frases breves y la austeridad en los adjetivos, al punto de atribuirle una gran deuda en su oficio de escribir.
Fuera de una que otra miniatura genial a las que les dedica sus artículos, sobre todo en su etapa del Toronto Star -el dilema de dar propina a los carteros, un verdugo en Francia, sus aventuras de gourmet-, sus mejores textos para revistas tan diversas como Esquire, Collier o Life tienen sobre todo conocimiento y mirada. Hemingway conocía tanto de táctica y estrategia militares como de las leyes físicas de una bala incrustada en el cuerpo y de la fisiología y etología de un pez espada en el océano. De cuando en cuando, en medio de las guerras, vuelve siempre a publicar una crónica sobre pesca o caza. Pero sobre todo se esfuerza por ser testigo y explicarnos lo que no entendemos y la prensa tradicional de entonces no nos explica bien de la geopolítica. Londres se defiende de los aviones con piloto automático es, en ese sentido, una de sus crónicas maestras de la guerra, un texto donde hace convivir en un relato ágil y con vuelo literario miniperfiles de militares, la tecnología aérea, digresiones sobre censura informativa y ciertas ideas sobre el boxeo y la crónica deportiva.
Hemingway, el exconductor de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial, tampoco pudo dejar de retratarse a sí mismo ni las tragedias a través de otros personajes. Es un observador extraordinario y maduro, y sabe saltar de la fisonomía al carácter, y de la personalidad a la historia, tanto con gente de a pie como con Mussolini. Una de sus crónicas más memorables en ese sentido es Los choferes de Madrid, en la que Hemingway dibuja la atmósfera de la guerra civil española durante 19 días de bombardeo retratando a unos hombres cuyo trabajo era movilizar al cronista a donde fuese necesario para que cumpliera sus deberes de corresponsal de la North American Paper Alliance. En esta crónica, Hemingway exhibe un estilo vivo, el humor negro y su mirada reveladora de la calle como un estado de ánimo.
En medio de su narración, nos cuenta que uno de los choferes "se asemejaba a un enano de un lienzo de Velázquez metido en un mono azul, le faltaban varios dientes, mostraba vivos sentimientos patrióticos y le gustaba el whisky escocés". Otro de sus choferes acabó preso por desaparecer con toda la gasolina. De un tercero, escribe: "Usaba un lenguaje tan obsceno que desconfiaba uno de su propio órgano del oído las más de las veces. Era muy valiente pero tenía el defecto de conducir mal. Podía guiar el vehículo en segunda y no atropellaba a nadie, probablemente, a que su vocabulario hería los oídos de los viandantes y los hacía huir de la calzada". Y de otro, el último de todos, Hemingway sentencia: "Todo el tiempo que estuvo con nosotros se mostró puro igual que el bronce de una buena campana, y constante y puntual como un reloj de la estación de ferrocarril. Su personalidad hacía pensar que Madrid no podría ser conquistada aun cuando hubiese posibilidad de hacerlo".
Al final, a través de un diálogo austero, nos cuenta que su chofer favorito, Hipólito, no aceptó recibir ningún dinero de él. "Lo hemos pasado muy bien juntos -le dijo-. Y eso ya es suficiente".
En sus últimos años, a Hemingway, la revista Life llegó a pagarle noventa mil dólares por un artículo. Pero a él le gustaba contar historias de gente como aquel chofer que un día acaba convirtiendo su coche en una ambulancia llevando al hospital a tres mujeres heridas por una explosión y al que también acaba agradeciendo por haber cambiado su idea del arte de la maledicencia y la blasfemia.

Julio Villanueva Chang (Lima, 1967) es autor del libro Elogios criminales (Mondadori. México, 2008) y fundador de la revista Etiqueta Negra.


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BIOGRAFÍA DE HEMINGWAY





 

martes, 24 de julio de 2012

Esther Tusquets / Una trayectoria de excelencia


Esther Tusquets

Esther Tusquets

IN MEMORIAM

Una trayectoria de excelencia




¡Qué dolorosa noticia! Esther Tusquets, además de gran editora y escritora, fue también una gran amiga durante muchas décadas. Aunque la conocí ocasionalmente en la primera adolescencia, en un verano que pasamos en Platja D’Aro, nos reencontramos hacia 1960, cuando empezaba a dirigir Lumen y yo tenía un proyecto editorial (que se truncó). Nuestra amistad se consolidó cuando fundamos Distribuciones de Enlace, en 1970, con Barral, Castellet y Beatriz de Moura, entre otros.
Esther, desde sus inicios, llevó a cabo una actividad editorial marcada por la excelencia, en la que destacaría dos colecciones. Una, cuidadísima y pionera (con diseño de los jovencísimos futuros arquitectos Oscar Tusquets y Lluís Clotet), era Palabra e Imagen, que combinaba en cada título textos de autores como Ignacio Aldecoa (Neutral Corner), Camilo José Cela (Izas, rabizas y colipoterras), Miguel Delibes (La caza de la perdiz roja), J. M. Caballero Bonald (Luces y sombras del flamenco) con fotografías de Ramón Masats, Joan Colom, Oriol Maspons y su gran amiga Colita.
Y en la colección Palabra en el Tiempo, que dirigía Antonio Vilanova, se publicaron alguno de los nombres mayores de la literatura del siglo XX, como Franz Kafka, James Joyce, Marcel Proust, Samuel Beckett, Claude Simon o Virginia Woolf. Ediciones elegantes, durante unos años con muchas portadas de Ángel Jové, y con cuidadísimas traducciones: así, Carlos Manzano, del francés, y Marta Pessarrodona, del inglés. Y tuvo dos grandes golpes de fortuna: Umberto Eco, de quien publicó el ensayo Apocalípticos e integrados, se dedicó de repente a la novela y Lumen publicó con extraordinario éxito El nombre de la rosa. Simultáneamente publicó las Mafalda de Quino y el resto de su obra.
Al morir su padre, Magín, quien se ocupaba de los aspectos administrativos y financieros, Esther se desanimó y vendió Lumen a Random. Pero el virus seguía latente y se aventuraron con su hermano Oscar y su hija Milena Busquets con una nueva editorial, RqueR, que no logró despegar y, según me dijo Esther, supuso un descalabro económico.
Además Esther, en 1978, nos pilló de sorpresa: una noche de 1978 invitó a cenar a un nutrido grupo de amigos, cosa que hacía con frecuencia. Pero esta vez nos abría la puerta con un regalo en la mano: un ejemplar de El mismo mar de todos los veranos, una novela que había escrito y editado sigilosamente en Lumen; primera sorpresa. La segunda fue su extraordinaria calidad, con una prosa bellísima, sinuosa y envolvente, llena de meandros e incisos, que recordaba a su admirado Claude Simon. Esta fue la primera novela de una trilogía considerada como una aportación de primerísimo nivel a la novelística española del siglo XX. Luego Esther demostró que era una escritora de largo aliento: después de otras obras en Lumen publicó tres más en Anagrama, entre las que destacaría Correspondencia privada, un libro excepcional con notorio anclaje memorialístico. El tramo final de su obra, publicado en Bruguera, ya fue netamente autobiográfico: así, Habíamos ganado la guerra o Confesiones de una vieja dama indigna, en las que destaca, omnipresente, su peculiar y puntiaguda relación con su madre. El último libro fue su viejo proyecto Tiempos que fueron: una especie de memorias a cuatro manos con su hermano Oscar, recordando, cada uno a su manera, no siempre coincidente, experiencias mutuas o individuales de su infancia y adolescencia.
Esther fue una de mis mejores y más leales amigas y tuvimos una gran complicidad literaria. Prueba de ello fue que cuando, en 1982, estaba preparando nuestro premio de novela y pensando en el posible jurado, además de Luis Goytisolo, Juan Cueto y Salvador Clotas pensé también en Esther Tusquets. Le dije que si, además de los libros de su editorial, tenía ganas de leer manuscritos de nuestro premio, a mí me haría muchísima ilusión. Aceptó de inmediato y formó parte del jurado durante las 25 primeras convocatorias y me demostró, en las distancias cortas, lo que ya sabía: que era una finísima lectora. Lúcida, leal, aguda, en ocasiones inesperada y mordaz, quite a character, como sus grandes escritoras británicas… Adiós, querida Esther.

Hemingway en nuestros días


Escritorio de Hemingway en Key West
 HEMINGWAY EN NUESTROS DÍAS
Tras las huellas del abuelo
W. M. S.
El País, 16/07/2011

"Mi abuelo cambió la forma de escribir de los escritores norteamericanos y sigue siendo referencia fundamental para los intelectuales. (...) Quería experimentarlo, probarlo, sentirlo, afrontar cualquier cosa, aunque para ello tuviese que sobrepasar sus propios límites. Creía que el contacto con el poder del talento y el peligro era lo que hacía grande a un hombre. (...) Extraía lo excepcional de todo". Así presenta Mariel Hemingway a su abuelo en el prólogo del libro Hemingway. Homenaje a una vida, que publicará Lumen en noviembre, una de las principales obras que conmemoran el cincuentenario de la muerte del escritor el 2 de julio de 1961. Este volumen refleja las palabras con las que se describe al autor de Fiesta en el prólogo. Es una doble lectura: un repaso de su vida a través de un gran álbum fotográfico con un 60% de imágenes inéditas, y textos de Boris Vejdovsky distribuidos en ocho apartados que ayudan a comprender mejor al hombre y al escritor.
Otro libro sobre el Nobel que se acaba de reeditar es Hemingway, días de vino y muerte (La Factoría de Ideas), escrito por Michael Atkinson. En él se recrea la búsqueda que hizo de su amigo José Robles Pazos en España.
Aunque se trata de un autor siempre vigente en las librerías, Lumen ha reeditado algunos títulos en diferentes formatos, ediciones y nuevas traducciones.
El viejo y el mar (traducción de Miguel Temprano) en tapa dura y en edición de bolsillo por la editorial Debolsillo
Sus Cuentos. Con una evocación de Gabriel García Márquez se han recuperado en tapa dura: "Faulkner es un escritor que tuvo mucho que ver con mi alma, pero Hemingway es el que más ha tenido que ver con mi oficio. No solo por sus libros, sino por su asombroso conocimiento del aspecto artesanal de la ciencia de escribir", escribió el Nobel colombiano.
Verdes colinas de África (traducción de Damián Alou) recoge su veta como cronista, al registrar su estancia de un mes en África en diciembre de 1933.
Muerte en tres actos agrupa, en un estuche de bolsillo, sus libros Fiesta, Muerte en la tarde y El verano peligroso. Páginas en las que se aprecia cómo Hemingway reflejó el arte de Cúchares y su fascinación por España como territorio, cultura y pueblo. Y en noviembre se publicará una nueva traducción de Por quién doblan las campanas a cargo de Miguel Temprano.


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BIOGRAFÍA DE HEMINGWAY

Umberto Eco / Esther Tusquets

Esther Tusquets

IN MEMORIAM

Me faltará, nos faltará



A principios de los años sesenta me encontraba en la feria de Fráncfort y el puesto de mi editor italiano, Bompiani, estaba junto al de una desconocida editorial española. Montaban el stand Beatriz de Moura y Oscar Tusquets, y más tarde conocí a Esther. La familia Tusquets había comprado poco antes una casa editorial de pequeñas dimensiones, Lumen, y me contaron que querían publicar autores italianos como Gillo Dorfles y Umberto Eco. Llegados a ese punto tuve que confesar que yo era Umberto Eco. Bravos y abrazos. A partir de aquel momento el catálogo de la editorial Lumen aumentó vertiginosamente, la casa albergó alguno de los autores más importantes del momento, y yo me encontré acogido en la que iba a convertirse, tras la muerte de Carlos Barral, en la editorial cultural más prestigiosa de España.


Esther Tusquets

Después, Oscar y Beatriz se fueron por su cuenta, Esther quedó sola al timón y desde entonces he publicado con ella y con Lumen todas mis obras. Incluso si cualquier otro editor ofrecía más dinero, yo siempre he seguido fiel a Esther. Nació entre nosotros una amistad que iba más allá de las relaciones profesionales y, para mí, Barcelona quería decir la casa de Esther. Esther era una intelectual refinada que intentaba que no se notara. Leía y controlaba todo lo que publicaba pero trabajaba en la sombra, de modo que sus autores se sentían libres y respetados. Tuvimos que descubrir por nuestra cuenta (buscando en librerías o leyendo las páginas literarias de los periódicos) que ella era también una autora, y de gran talento. Parecía más interesada en las obras de sus autores que en las suyas. Y pese a que ha sido una persona que con sus decisiones ha ejercido una gran influencia sobre la cultura española, era modesta y una amiga fiel y silenciosa.
Me faltará, nos faltará.


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FOTOS DE TRIUNFO ARCINIEGAS