martes, 28 de septiembre de 2010

Ruth Bernhard / Fotógrafa

Hips Horizontal
photo by Ruth Bernhard, 1975
Fotografía de Ruth Bernhard

Ruth Bernhard, fotógrafa

Formó parte del movimiento modernista Group f/64

Ruth Bernhard (Berlín, 1905), cuyas fotografías clásicas en blanco y negro del desnudo femenino y objetos inanimados le valieron un lugar distinguido entre los fotógrafos del siglo XX, falleció el 18 de diciembre en su casa de San Francisco por causas naturales. Tenía 101 años.
Bernhard era conocida principalmente por sus estudios de desnudos con una iluminación teatral, que expresaban su interés en la figura y la forma abstractas. "Mi búsqueda, a través de la magia de la luz y la sombra, es aislar, simplificar y dar énfasis a la forma con la mayor claridad", decía. "Mi objetivo es indicar la proporción ideal y revelar la masa escultural y el espíritu dominante".
En 1935, un encuentro casual con el fotógrafo Edward Weston en la playa de Santa Mónica, California, alteró el curso de la vida de Bernhard. Weston se convirtió en su mentor y Bernhard estudió con él durante años. Según decía, ver sus fotografías por primera vez fue una revelación. "Era la luz en la oscuridad", afirmaba. "Allí, ante mí, se encontraba una prueba indiscutible de lo que yo consideraba posible: un artista de una intensa vitalidad cuyo medio era la fotografía".
En los años cuarenta, Bernhard pasó a formar parte del Group f/64, uniéndose a fotógrafos modernistas de la Costa Oeste como Weston, Ansel Adams, Minor White, Imogen Cunningham, Wynn Bullock y Dorothea Lange. Todos ellos abordaban sus temáticas con un planteamiento purista. Su obra se caracteriza por la claridad fotográfica y una precisión detallada.
En particular, la influencia de Weston en el trabajo de Bernhard resulta evidente en la simplicidad compositiva de sus estudios de desnudos y sus naturalezas muertas realizadas con objetos orgánicos como conchas y pimientos.
Bernhard fotografiaba casi exclusivamente en el estudio. Era conocida por hacer una sola fotografía desde un ángulo específico después de crear meticulosamente una composición, en ocasiones durante días.
"Si he elegido la forma femenina en particular es porque la belleza ha sido degradada y explotada en nuestro sensual siglo XX", le dijo a Margaretta K. Mitchell, autora de Ruth Bernhard: Between Art and Life (2000). "La mujer ha sido objeto de muchas cosas sórdidas y baratas, sobre todo en la fotografía. Mi misión ha sido elevar y fomentar la imagen de la mujer con una reverencia atemporal".
Bernhard se ganaba la vida dando clases particulares en su estudio y dirigiendo talleres. Publicó varios libros de fotografía, y su obra figura en colecciones del San Francisco Museum of Modern Art, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Museum of Fine Arts de Houston y el Victoria and Albert Museum de Londres.
Ruth Bernhard nació en Berlín en 1905. Sus padres, Lucian y Gertrud, se divorciaron cuando ella tenía dos años, y su padre la crió con la ayuda de dos profesoras de unos cuarenta años. Su padre, diseñador gráfico y tipógrafo, era famoso por haber diseñado la fuente Bernhard, que todavía se utiliza. Se volvió a casar y tuvo cuatro hijos. La sobreviven dos hermanastros, Karl, de Afton, Nueva York, y Alexander, de Londres.
Bernhard siguió a su padre a Nueva York en 1927, después de completar dos años en la Academia de Bellas Artes de Berlín. Empezó a fotografiar desnudos femeninos a principios de los años treinta, y acabó conociendo a Berenice Abbott y su círculo artístico. También se ganaba la vida con encargos de fotografía comercial. A principios de los años cuarenta, Bernhard inició una relación con la artista y diseñadora Eveline Phimister, y durante los 10 años siguientes vivieron juntas en Nueva York, y más tarde en Carmel, Los Ángeles y San Francisco, que se convirtió en la residencia permanente de Bernhard en 1953.
En 1967, conoció a un coronel de las fuerzas aéreas, Price Rice, 10 años más joven que ella. Estuvo con él hasta su muerte, en 1999. En el libro de Mitchell, Bernhard habla abiertamente sobre sus numerosas relaciones con hombres y mujeres. "Dejé que la vida me hiciese regalos", le contaba a Mitchell. "Y todo ocurrió más o menos como se suponía que debía ocurrir. No busqué nada. Se diría que todo me buscó a mí".
http://elpais.com/diario/2006/12/29/agenda/1167346808_850215.html

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